Bueno, chicas, llegados a este punto os preguntaréis: “¿Más sobre felaciones?” Y yo os contesto que sí, que aún puedo aportaros más información sobre este tema; al fin y al cabo, como la Cienorgasmología, también podríamos nosotras hablar o debatir sobre “la ciencia, técnica y arte de hacer una felación a un hombre”. Tiene su gracia, seguro que muchas se lo toman a cachondeo, pero soy de esas personas que cuando se empeñan en algo, no sólo lo hago lo mejor posible, sino que mi afán de perfeccionismo me lleva a leer cuanto más mejor sobre el tema. Ya sabéis, como suele decirse, “la información es poder”, y cuanto más sepamos, está claro que mejor nos adaptaremos a las necesidades y gustos de cada cual. Luego adapto lo que leo a cada uno, claro está; es decir, LA COMUNICACIÓN en la pareja ES ESENCIAL porque no a todos les gusta lo mismo ni de la misma forma, y cada uno tiene su ritmo, como muy posiblemente sabréis.
Vale, acabo de destrozar un tópico, TODOS LOS HOMBRES NO SOIS IGUALES. Seguro que a ellos les encanta que lo reconozca ¿no? Pues resulta que ésa es la base para el triunfo, tratarles como si no fuesen iguales; cuánto más experimentes sobre su polla y sobre sus testículos, como en todo lo que el sexo se refiere, mejor, más disfruta, pero sobre todo puedes hacerte una idea de lo que le gusta más o menos. Al menos esa es mi experiencia al respecto,…y nunca me han corregido mi forma de hacer una mamada…
En este punto, me parece importantísimo resaltar que se tiene que evitar la felación si no conoces el estado de salud de tu pareja, o si tus encías son frágiles y sangran fácilmente ya que el contacto entre el esperma y tu sangre pueden contaminarte (SIDA, Hepatitis, etc.) En este caso, pide a tu pareja que se ponga un preservativo, ya que una felación puede practicarse con preservativo (pueden ser de colores o sabores); claro, se debe excluir el contacto con los dientes que podrían desgarrarlo. Tenía que haberlo dicho en mi post anterior, lo sé, pero tenía tantas cosas en mente que escribir que se me fue a un lado, lo siento. Generalmente soy un poco insistente con esto.
Lo primero que leí sobre la felación fue en mi Kamasutra ilustrado. En él, que denomina lingam al pene, se incluyen 8 acciones: toque con los labios, mordisquear los lados, presionar por fuera, presionar por dentro, besar, lamer, chupar y tragar. Y describe la felación de la siguiente manera:
“Sujetar el lingam del hombre con la mano y sujetarlo entre sus labios moviendo la boca sobre el lingam. Cubrir la punta del lingam con todos los dedos juntos, presionando sus lados con los labios y también con los dientes. Si le pide que siga adelante, éste presiona la punta del lingam con los labios cerrados, besándolo como si lo estuviera sacando. Cuando se le pide que continúe, mete el lingam más profundamente en su boca, lo aprieta con los labios y luego lo saca. Tomando el lingam con la mano, lo acaricia y juega con él, luego lo besa, ya erecto, como si fuera el labio inferior. Tras besarlo, lo toca con la lengua por todas partes, pasándola por la punta del lingam. Luego mete la mitad en la boca, besándolo y chupándolo. Por último, con el consentimiento del hombre, se mete todo el lingam dentro de la boca, presionando la punta, como si fuera a tragárselo”.
Y así lo hice la primera vez que quise hacerlo en serio. Esto es lo que yo considero “mi clásico”, es la base a partir de la cual yo he practicado el resto de mis lecturas al respecto; es el más fácil de hacer y, en mi experiencia, bastante rápido para ellos. Cierto es también que yo soy de las que, cuando hace una mamada, experimento los movimientos linguales y bucales que se me van ocurriendo sobre la marcha. Es decir, lo mezclo todo, y cuanto más mezclo, más disfrutamos ambos.
¿Y los penes circuncidados?
Ahora voy a referirme a los penes circuncidados, porque hay unas pequeñas diferencias, apenas perceptibles a veces. ¿Acaso no os interesan? Pues a mí me parece un tema interesante a abordar, porque, no sé si lo sabéis, pero hay algunos matices a la hora de hacer una felación porque en ellos el glande (la cabeza del pene) queda a sus anchas y descubierto cuando la piel del prepucio se retira. En estos penes la sensación provocada por los labios y la lengua es probablemente la mejor apreciada. Es conveniente besar la cabeza del pene, lamerla, poner los labios en forma de O, y hacer un masaje arriba y abajo. Los labios deben recorrer el tronco del pene, y es prudente preguntar (para ello hay que sacar el pene un momento de la boca) cómo es mejor la caricia. Habrá varones cuyos penes se solazarán mejor cargando las tintas en la parte superior, especialmente en la corona (parte donde se juntan el tronco y la cabeza), en tanto que otros serán más agradecidos con caricias que abarquen más espacio. La lengua, traviesa, debe juguetear por las zonas que el chico confiese preferentes. En cambio, los penes no circuncidados que quedan cubiertos por la piel del prepucio, incluso cuando están en erección, son algo menos sensibles, en el sentido de que el contacto de la lengua y labios con la piel del glande es indirecto porque se hace a través del prepucio. Probablemente habrá menos trabajo con la lengua, y más movimiento entrando y saliendo el pene de la boca, presionando fuerte los labios para frotar el glande con el prepucio.
¿Y los dientes?
Buena pregunta… Hay que vigilar qué hacemos con los dientes, pues pocos penes agradecen un mordisco fuera de tiempo. Otra cosa es un roce cariñoso, controlando la presión a la perfección. Cuidado con las prótesis correctoras de ortodoncia, pueden hacer bastante daño.
Es importante colocar la lengua sobre los dientes inferiores. De esta forma se consigue, junto con el masaje de vaivén, mayor placer. Ahí está el secreto de los dientes, pero hay que pillarle el truquillo, hay que reconocerlo.
Decálogo para una felación perfecta (pequeños consejillos):
1Un caramelo en la boca con sabor intenso te ayudará si temes que el olor a pene te vaya a molestar. Conviene no usar caramelos de mentol o de eucalipto, pues pueden resultar un poco irritantes o producir una sensibilidad excesiva al frío, poco agradable para la mayor parte de los penes.
2. Hay que vigilar que el roce con la campanilla del paladar no excite una respuesta de espasmo que podría llevar a unas involuntarias náuseas. El subsiguiente cierre de la mandíbula podría provocar un mordisco del todo improcedente, o una reacción de vómito que, con toda probabilidad, rompería el hechizo del momento. En según qué morbosas ocasiones, una náusea puede ser muy excitante, pero no se tiene que llegar más allá.
3. Algunos hombres (es decir, muchos, o sea, todos) gustan de ser acariciados en sus testículos mientras les chupan el pene, lo que puede hacerse con las manos. Los hombres, contrariamente a las mujeres, gustan de introducir variaciones durante la fase en que están llegando al orgasmo. No pasa nada si, por unos momentos, sacas el pene de tu boca y dedicas los mejores afanes a los testículos. No los muerdas, pues son sumamente sensibles y responden con dolor supremo a cualquier presión desacertada.
4. Los testículos deben ser chupados con mimo, introduciéndolos y sacándolos de la boca, de uno en uno o los dos a la vez, depende de su tamaño.
5. Otra cosa que no hay que hacer, además de morder, es soplar por el pene. Aparte de que al varón le resulta desagradable, corres el riesgo de provocarle una herida por rasgadura (si se hincha) e incluso una infección.
6. Es importante prodigar gemidos, balbuceos y gorgoteos durante la faena. El varón, al escuchar tales murmullos, aumenta su excitación. Ni que decir tiene que la chica puede autoexcitarse al emitir los interesantes aullidos. Esta circunstancia puede prolongarse después del orgasmo masculino.
7. Mientras se efectúa la felación es importante que la mujer, en tanto pueda hacerlo, mire directamente a los ojos de su compañero. De esta forma podrá mejor sincronizar sus movimientos dependiendo de las sensaciones que reciba. Es aconsejable que la expresión del contacto visual transmita al varón la impresión de un goce supremo y del morbo más inconfesable que sea posible.
8. La punta de la lengua, en los momentos cercanos al espasmo del orgasmo, deberá centrar su trabajo en la zona del frenillo. Especialmente en los sujetos circuncidados, que tienen el glande mucho menos sensible.
9. Y para un plus de placer mutuo, dile a tu compañero de fatigas sexuales que si come mucho tomate, el semen sabrá mejor, pero en cambio sabrá fatal, se dice, si come muchos espárragos.
Recibir el esperma en la boca, o tragarlo, es algo que depende solamente de ti. nadie puede obligarte. El varón no tiene más placer porque tú te tragues el semen. eso sí, en el caso de retirarte, puedes acabar suavemente con la mano lo que empezaste con la boca.