Mostrando entradas con la etiqueta habilidad. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta habilidad. Mostrar todas las entradas

El debate continúa ¿Es posible hacerle cien orgasmos a una mujer?









Traigo aquí el debate entre nuestra amiga Lía y un servidor porque creo que bien merece una portada. Se desarrolló más o menos así:

(Lía) - ¿De verdad que has conseguido que una mujer tenga 100 orgasmos en una hora? ¿Sólo ha sido una, o han sido varias? ¿Cómo sabes que te han dicho la verdad? Puede que te mintiesen. La verdad es que no me lo creo. Será que soy una incrédula, no sé.

(Yo) - Sólo una vez me he puesto a "cronometrarlo", cuando confirmé que esto no era normal, que había desarrollado una habilidad especial (cosas de hombres, como lo de medirse la minga). Pero siempre, especialmente desde hace unos seis años, he tenido dificultades para quitarme de encima a alguna compañera de aprendizaje (entendéis la ironía ¿no?). No, no me han mentido, de hecho cuando he fallado también me lo han dicho, que yo alguna vez también pierdo una carrera. Pero piensa ¿te alivia creer que me hayan podido engañar?

(Lía) - Mira, no creo que tengas razón. Yo también me he informado sobre el sexo ¿crees que no pensé que me pasaba algo cuando no tenía orgasmos simplemente con la penetración? Claro que sí. Todos a nuestro alrededor nos hacen creer que eso es lo normal, y que si no lo consigues así tienes un problema. No es cierto. Conozco a muchas mujeres que tienen orgasmos estimulándose el clítoris, y apenas conozco mujeres que los consiguen con la penetración.

Y cuando nosotras lo vemos como algo normal, cuando dejamos de pensar que somos raras, llegan tíos como tú que nos dicen que estamos "limitadas". Eso no nos hace ningún bien, de verdad. Sé que no hay consenso con respecto a esto, pero me parece ridículo que siempre sean hombres los que intenten que seamos de otra manera, o que nos definan por cómo queremos sentir nuestro propio placer. No soy perfecta, no tengo orgasmos grandiosos, no pierdo el control en ningún momento, pero no soporto que vengan y me digan que lo estoy haciendo mal, porque no sé hacerlo de otra manera. Y dudo mucho que un hombre sea capaz de decirme cómo debo hacerlo, o cómo debo sentir.

Hasta aquí el diálogo


Desde hace un tiempo se viene hablando de una palabreja parecida a casualidad, llamada serendipia, y que implica causalidad, sincronía, destino, desde un punto de vista un tanto esotérico, y como aunque no creo en las meigas, haberlas, haylas, me he encontrado hoy serendípicamente con (haz click) esta curiosidad.


Es poco más o menos lo que vengo diciendo desde el nacimiento de este Blog: el orgasmo femenino es directamente proporcional a su entrega al hombre. (O eso o no ha parado de caer en las zarpas de un puñado de inútiles egoístas o memos.) Pero por lo general, coincidiendo con Zemmour, esto es lo que hay: Menos entrega, menos orgasmos. Menos mujer, menos orgasmos. Más dominante, menos orgasmos... Más entrega, más orgasmos. No cedes el control, menos orgasmos.

Querida Lía, el récord de salto de longitud de Jesse Owens tardó veinticinco años en batirse. Muchos ni lo intentaron. Otros lo intentaron sin éxito hasta que un tal Carl Lewis creyó que podía superarlo y lo consiguió, le siguieron varios y otros muchos se quedaron cerca del récord.

Pues bien, si hay una sola mujer en el planeta que es capaz de tener cien orgasmos/hora, es que es humanamente posible acercarse a esa cifra. Si vas a un psicólogo o a un sexólogo ¿qué te van a decir? ¿que eres anormal y que lo mejor que puedes hacer es pegarte un tiro en la sien?. Un psicólogo te ayudará a moverte sin demasiadas fricciones por la vida, un sexólogo por tu vida sexual. ¿Por qué no te enseña a tener 100 org/h? Porque no sabe. Sin embargo un entrenador o un coach experto en la materia te enseñará lo que te falta por saber para llegar a donde deseas llegar, aunque ello implique que te vayas dando tortas por doquier mientras tanto. Ser campeón no es fácil. ¿O crees que yo he tenido o tengo menos problemas y más fáciles de resolver que tú? Pero sólo lo conseguirás si es lo que tú deseas. ¿O deseas seguir con tu “normalidad”?

Yo no soy un psicólogo ni un sexólogo, aunque mi trabajo está relacionado con aquello; por tanto no intento que te sientas a gusto con tu sexualidad, sino que tengas la que deseas. Soy alguien que ha desarrollado una habilidad especial y quiere compartirla. Tú puedes elegir, como Neo en Matrix. Parafraseando a Morfeo: Si eliges la pastilla roja, fin de la historia, despertarás en tu cama y creerás lo que quieras creer. Si eliges la pastilla azul te quedarás en el mundo real y yo te enseñaré a dónde lleva la madriguera del conejo (sin ironías).

He tenido relaciones sexuales con cerca de un centenar de mujeres; no son muchas para los tiempos que corren, pero sólo me he encontrado con tres (3%) absolutamente anorgásmicas. Un 3% no es normal, por mucho que tú quieras verlo así; lo normal es estar alrededor del 50%.

Lía, en el resto de aspectos de tu vida serás normal o supranormal y probablemente yo podría aprender mucho de ti, seré yo el anormal, pero la sexualidad es mi terreno. Con veinte años ya hacía siete orgasmos de media en una hora. Ahora quince en media hora en un día malo. Uno cada dos minutos. Tampoco es normal. Por eso estamos aquí charlando. Porque yo puedo guiaros a tu marido y a ti para que os acerquéis a la media.





Para entender mejor los peligros de los juguetes sexuales



Para entender mejor que los juguetes sexuales deben usarse sólo esporádicamente, y no habitualmente, pues perjudican más que benefician, permitidme recurrir a una metáfora cibernética.

El ser humano es un ordenador compuesto de hardware y software. El hardware, que es la parte física -el cuerpo y particularmente el sistema nervioso- está gobernado por un sistema operativo (SO) -el windows, la mente- que permite a medida que aprendemos agregar nuevos programas -software- de utilidades (impresión, correo electrónico, escaneado, visionado, gestión de bases de datos...), programas útiles para cualquier cosa, desde llorar para pedir el biberón a pilotar un F18, pasando por la sexualidad.

Pues bien, si el SO -la mente- está en mal estado o si el software para producir placer sexual es ineficaz, de nada sirve ponerle al sistema la mejor impresora o escáner del mundo. No va a funcionar bien, si nos empeñamos inútilmente en que funcione va a acabar por producir conflictos con otras utilidades (habilidades psico-afectivo-sociales) y al final terminará por cargarse el ordenador, habrá que formatearlo y volverlo a componer.




Pero con la mente humana las cosas no son tan fáciles, no podemos quitarnos de un plumazo lo aprendido e instalar en unos minutos una nueva habilidad. Si no funciona bien nuestro SO o nuestro software sexual, un cachivache será una muleta que acabe por cargarse la sexualidad y la relación, porque habremos creado un aprendizaje erróneo que costará tiempo eliminar, eso por no hablar de las resistencias mentales a proporcionar y recibir placer que crea, configurándose así un círculo vicioso que se realimenta por parte de ambos cónyuges.

Para proporcionar más y mejor placer es necesario ir eliminando el viejo software a base de instalar uno mejor (aprender y practicar nuevas habilidades), no depender de cachivaches que cubran nuestras carencias, nuestra falta de habilidad, porque si dependemos de ellos terminaremos por no saber proporcionar placer por nosotros mismos, y la mujer por no obtener placer más que con ellos.

¡Y hay tanto que descubrir, tantos orgasmos que proporcionar, tanta unión que generar!




En el siguiente post hablaré más concretamente
de cómo el uso excesivo de los cachivaches
perjudica concretamente a la mujer.