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La Madre de Todos los Orgasmos

Si Saddam Husseín (Dios tenga misericordia de su alma) amenazaba a Los Aliados con “La madre de todas las batallas” en un claro farol que por supuesto no sirvió para amedrentar al ejército más dotado y poderoso del mundo, este humilde creador de la Cienorgasmología servidor de ustedes, pone a prueba los métodos que propone antes de divulgarlos, para no ir de farol. De modo que hoy vamos a hablar con toda propiedad del orgasmo femenino más bestial que imaginarse pueda.

 

La Madre de Todos los Orgasmos

¿Cómo lo imagináis? ¿Más largo que intenso? ¿O más intenso que largo? ¿Uno de esos en los que vuestra mujercita eyacula un potente chorro de ese líquido cuasi indeterminado? ¿O de esos en los que grita como una posesa hasta el punto de desconcentraros a vosotros y alarmar a los vecinos?
 
Para no elucubrar, debería ser la mujer quien lo definiera, así que yo me he dedicado a recopilar los comentarios a posteriori de mi señora. Y lo que refiere la afortunada es un estado de desconexión externa absoluto, −esto ya lo intuíamos, porque sabemos que el placer intenso “atrapa su mente”, disminuye o anula la presencia de pensamientos parásitos saturando la memoria operativa humana− sumado a una sensación de imposibilidad de soportar el placer que llega en la mayor parte de las ocasiones a provocar una sensación de imposibilidad de respirar, una sensación de morir de placer sin posibilidad de detener el tránsito hacia el túnel de luz. 

Capítulo 7 - Atrapar su Mente: Rhythm and Blues

Ahora que llegan los carnavales (de carne), vamos a aprovechar para aprender a dominar el ritmo corporal. ¿Os acordáis del famoso “tete-teteteté, teté-teteteté-tetée” brasileño? Si no lográis recordar el título de la canción como me ocurre a mí y no os hacéis una idea, (me ha costado, pero al fin la he encontrado, es esta canción de Carlinhos Brown)



seguramente os será más fácil recordar el tarareo del himno nacional tan de actualidad últimamente: “Chunda, chunda, tachunda chunda chunda... O más fácilmente aún, el eurovisivo Lalalá de Massiel: “Laa-lalaláa-lalaláa-lalaláa...

Como para un lego musical es difícil transcribir los tempos y los ritmos, las pausas y las intensidades, no me queda más remedio que tirar del mismo código para explicar los ritmos del concierto sexual, así que os pido un poco de imaginación. Voy a utilizar un código con la base del “tam-ta”, en el que:

· El primer movimiento de la serie “tam-ta” siempre es un empuje (tam), el momento de introducir la batuta en el cuerpo de la mujer: meter. El segundo es el de salida (ta): sacar.

· Las mayúsculas significan más intensidad; “tAm” significa entonces que el movimiento es más intenso que si fuera un “tam”. Si es “tAaaam” es que el movimiento empieza muy intenso pero se atenúa hacia el final.

· La repetición de la “a” significa que el movimiento es más largo; así “taaaam”, es más largo que “tam”. Cuantas más “a” existan, más largo es el movimiento.

· La repetición de la “m” significa que una vez llegado al tope pubis-pubis, se mantiene la presión.

· Si el movimiento no lleva “m”, es que es aún más rápido, especialmente rápido. Pero si sólo lleva la “t” es que es como un tiro.

· Si no lleva guión “-” es que el movimiento mete-saca o saca-mete no tiene solución de continuidad, en cuanto llega a un extremo el movimiento, se pasa al movimiento inverso.

· Más guiones significan más pausa “---”, es decir, hay que parar un instante antes de empezar el movimiento opuesto.


Voy a poner algunos ejemplos musicales sobre las series de movimientos que vimos en el Capítulo 6 y que aparecen aquí en cursiva; con ellos ya es posible extrapolar la técnica a otros momentos que le surgen a cada uno. Recordad que manejar los ritmos es esencial para atrapar la mente de la mujer, pues nos permite romper la posibilidad de que ella entre en una dinámica monótona de aserradero raca-raca y se le vaya la olla a la lista de la compra, al chico de la Cocacola Light o empiece a preguntarse por qué demonios no se ha ido ella primero a la cama con la excusa del dolor de cabeza. Ahí van:

· Un par o tres de empujones lentos, intensos, profundos y conscientes más para darle tiempo a que disfrute la sensación... y cuando toque salir (en este ejemplo es al tercer empujón) retrocede sólo un centímetro o menos y vuelve a empujar, describiendo a la vez con tu pelvis un amplio semicírculo de lado a lado que frote pubis contra pubis. (taaamm-taaa-taaamm-taaa-taaamm-t-tammmm) Has visto cómo el retroceder sólo un centímetro se describe con una sola “t”, y como no hay recorrido de empuje, sólo hay una “a” y cuatro “m”.

· Empuja tres o cuatro veces profundo y apretándote contra su pubis en cada final. (taAammMM--taaa-taAammmM-taaa-taAammMM--taaaa-taaAmmmm) Como podéis notar, he intercalado una salida, la tercera, algo diferente de las otras dos, más larga. También hay variaciones en las “m” y “-” de las tres primeras ¿te habías dado cuenta?. Aunque el enunciado diga “tres o cuatro veces así o asá” eso no significa que tengamos que prescindir de introducir matices sutiles si es conveniente, que casi siempre lo es.

Es muy útil llevar el ritmo en la mente, incluso los deportistas de élite de algunas especialidades técnicas se repiten onomatopeyas semejantes mientras elaboran imaginariamente el movimiento que van a ejecutar. Si te dices a ti mismo mentalmente el ritmo, contribuyes además a aislarte de tu propio placer y centrarte en el suyo hasta que llegue el momento en el que consideres que es hora de ir cerrando el chiringuito; o de tener un poco de piedad de ella, que la vas a matar a polvos.



Capítulo 5 - Atrapar su Mente: Conviértete en director de la orquesta de tu mujer


Deja que acuda a tu mente la imagen de un gran director de orquesta. Un maestro como Karajan capaz de organizar y dirigir un gran número de personas y complejos instrumentos, de los que extrae su fruto mediante un sutil lenguaje corporal: postural, gestual, y particularmente sus manos y su batuta, sintiendo nítidamente cada matiz de la música que está produciendo. ¿Resultado? Un feedback recíproco: la orquesta se ve reflejada en los movimientos del director y él siente el reflejo de su propia actuación sobre en ella a través de la música. Una sinfonía armónica que lleva a los que la escuchan a experimentar y gozar de las sensaciones y sentimientos que el autor de la partitura quiso transmitir cuando la creó.

Sin embargo, la actuación de la mayoría de los actores sexuales se parece más al bueno de Angus Young y su guitarra, o a este lumbreras anónimo, reproduciendo ritmos arrítmicos y cadencias monocordes, tan útiles para crear una melodía armónica como el aserrar de un carpintero. Atrofiada su capacidad de sentir la música a base de ruido y mucho menos capaces de transmitir sensaciones sutiles, cambios de tempo, de intensidad, de frecuencia, pausas y movimientos a su orquesta, poco placer pueden provocar en cuanto la pasión inicial del matrimonio decae. Son los que se basan en su experiencia con la zambomba masturbatoria arriba-abajo, como el papel higiénico, y frotar hasta acabar. Éstos pueden terminar produciendo algún sonido parecido a música, cierto, pero más por que existen instrumentos capaces de sonar aceptablemente sin dirección externa que por su habilidad inexistente. Tanto la buena música como las obras de arte quedan fuera de su alcance. A estos es mejor que sea la mujer quien les dirija. O como suele suceder, que cada uno vaya a lo suyo. Pero hacen el amor ¿eh?. Patético.

En el lado contrario, un maestro de la Cienorgasmología conoce a la perfección los instrumentos que componen la orquesta que va a dirigir, sabe cuál es el timbre, tono, volumen, tempo, sensibilidad... y umbral de saturación de las diferentes partes del cuerpo de su mujer. Un aprendiz o un mal director se dedica a buscar misteriosos puntos G que puedan producir algún sonido decente o ni eso, se queda con la búsqueda de su propia satisfacción mientras descuida instrumentos esenciales y su propio desarrollo. Para alcanzar la maestría es necesario prestar atención a la partitura que queremos interpretar, una pieza variada en intensidades y con pocos estribillos repetitivos, y a los instrumentos de que disponemos.



Vamos a verlos. Los toques con la pelvis que ya anticipamos en el anterior capítulo deben ser ahora manejados, pero en ausencia de imágenes ejemplificadoras por razones obvias, habrá que recurrir a descripciones con terminología más o menos ortodoxa. Para transmitíroslo sin recurrir a vídeos, voy a representarme mentalmente a mí mismo dirigiendo una obra concreta con una orquesta y describirlos lo que hago, cómo lo hago y lo que escucho. Tened en cuenta que esto no es una regla matemática, sólo una posibilidad entre muchas. Una advertencia previa: teatralizar es igual a no sentir, a fingir, a mentir, a exagerar... de modo que sé auténtico en lo que sientes. Si no sientes aún nada, ten paciencia, poco a poco empezarás a sentir la música que diriges y con un poco más de tiempo también llegarás a ser un maestro. La satisfacción que te proporcionarán los aplausos al final compensarán de sobra el trabajo.



TOQUES NATURALES DE BATUTA PÉLVICA

- Colócate en cienorgásana entre sus piernas. Entra en su cuerpo, pero no lo hagas ni como si estuvieras aparcando el coche ni tampoco como si fuese la escena de la película más ñoña que hayas visto. Sé natural, el momento te dirá cómo de rápido o de intenso. Siente, y sobre todo siente lo que ella siente.

- Un par o tres de empujones lentos, intensos, profundos y conscientes más para darle tiempo a que disfrute la sensación... y cuando toque salir retrocede sólo un centímetro o menos y vuelve a empujar, describiendo a la vez con tu pelvis un amplio semicírculo de lado a lado que frote pubis contra pubis. Es oportuno aprovechar la intensidad del momento para que ese arco sea profundo, que mueva todo su cuerpo con tu empuje. Ella sentirá una ola que sobrepasará los límites de su cuerpo y llegará hasta su cabeza. Muchas sensaciones. Y sorpresa. Retírate.

- Repítelo igual, consciente. Empieza por los dos o tres impulsos rectos y termina por la salida semicircular pero en el sentido inverso; no copies la profundidad del primer empuje, haz primero uno superficial o en dos etapas con parada intermedia para romperle el ritmo y capturar su atención mientras ella se pregunta: “¿qué va a hacer ahora? ¿qué está pasando?” Y tú lo estás viendo en su cara.

- Puedes repetir el movimiento, pero ella en ese momento ya se espera que lo hagas otra vez y empezaría a poder desconectar su mente de lo que le haces, así que aprovecha la oportunidad: rómpele el ritmo empezando con un pequeño arco y vuelve por donde viniste. Al llegar al final del arco... ¡sal!

- Quédate un momento sólo con la punta dentro, un instante que vuelva a capturar su atención expectante por lo que viene a continuación.

- Toca con una mano sus costillas flotantes e inmediatamente, justo cuando se pregunte qué estás haciendo... vuelve a entrar empujando y cuando llegues hasta el fondo no pares, elévate de modo que aplastes la base de tu cola contra su clítoris y sácala manteniendo la presión fuerte sobre él.

- Vuelve a entrar sin modificar la posición, con lo que volverás a frotar toda tu cola contra su clítoris en sentido inverso.

- Repítelo dos veces más, pero en la última, cuando llegues al fondo... sal describiendo otra vez un arco de circunferencia similar a los anteriores.

- Ahora no vuelvas por donde has venido, porque eso es lo que ella espera, así que continúa la circunferencia en el mismo sentido para sorprenderla.

- Vuelve a hacer otra circunferencia completa más mientras observas su expresión.

- Sal, ella ahora espera que sigas con intensidad, así que rompe su dinámica mental con un par de mete-sacas rápidos y superficiales.

- Para. Muévete muy despacio. Observa.


Ahora tienes que empezar a trabajar con la intensidad y el tempo, porque ella está esperando más, está totalmente entregada, sorprendida, en tus manos, así que ahora toca pasar de andante a allegro vivace y al definitivo allegro molto vivace progresivamente...


- Toca. Mírala. Sonríe. Pregunta ¿quieres más? No esperes a la respuesta.

- Di: “toma”, “más”, “vamos”, “siente”, “disfruta” o algo así para centrar su mente en el objetivo. Acércate más a ella y pega tu cuerpo al suyo mientras empujas profundo.

- Empuja tres o cuatro veces profundo y apretándote contra su pubis en cada final. Cambia.

- Sepárate. Empuja en semicírculo más rápido que antes pero igual de profundo ¿te sigue?

- Empuja tres o cuatro veces ¿te sigue? Continúa un par de veces más. ¿No te sigue? Para un instante... Toca. Sonríe con expresión de control. Di ¿Qué haces?. No esperes respuesta.

- Separa tu cuerpo del de ella y empuja en semicírculo en sentido inverso ¿Te sigue ya?

- Acelera los empujes ahora rectos. ¿Te sigue? ¿Sí? Pues sigue. Sigue, sigue... ya la tienes...


Si todo ha ido como yo imagino a estas alturas ya la has llevado a las puertas del primer orgasmo, así que sigue sin parar al ritmo de su respiración, armonizándote con lo que le haces sentir hasta el final. Ni se te ocurra pensar en dejarte arrastrar por ella, estás centrado en ella, y si este orgasmo se lo has hecho en cinco minutos, no la vas a dejar así. De modo que concéntrate en ella y en sus movimientos para olvidarte de ti.

Bien, si lo has conseguido, ya has dado el primer paso para alcanzar la maestría en la Cienorgasmología. Dentro de un mes, le harás un orgasmo nada más entrar en ella, en el primer empujón. ¿Es posible? Claro, ella ya se ha descondicionado del mete-saca, frota-frota hasta acabar, y ahora sabe que lo que le espera es una incógnita, un nuevo y quizá diferente océano de placer que le inunde, ya no tiene dudas, está entregada a ti y a lo que quieras hacerle, porque sabe que sabes.

Puedes probar otras combinaciones de toques, toques verbales y toques de pelvis, esto no ha sido más que un ejemplo redactado a vuelapluma y apenas revisado. En próximos capítulos os daré más claves para que podáis meter cien orgasmos en una hora, encadenárselos y alargárselos.