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Capítulo 5 - Atrapar su Mente: Conviértete en director de la orquesta de tu mujer


Deja que acuda a tu mente la imagen de un gran director de orquesta. Un maestro como Karajan capaz de organizar y dirigir un gran número de personas y complejos instrumentos, de los que extrae su fruto mediante un sutil lenguaje corporal: postural, gestual, y particularmente sus manos y su batuta, sintiendo nítidamente cada matiz de la música que está produciendo. ¿Resultado? Un feedback recíproco: la orquesta se ve reflejada en los movimientos del director y él siente el reflejo de su propia actuación sobre en ella a través de la música. Una sinfonía armónica que lleva a los que la escuchan a experimentar y gozar de las sensaciones y sentimientos que el autor de la partitura quiso transmitir cuando la creó.

Sin embargo, la actuación de la mayoría de los actores sexuales se parece más al bueno de Angus Young y su guitarra, o a este lumbreras anónimo, reproduciendo ritmos arrítmicos y cadencias monocordes, tan útiles para crear una melodía armónica como el aserrar de un carpintero. Atrofiada su capacidad de sentir la música a base de ruido y mucho menos capaces de transmitir sensaciones sutiles, cambios de tempo, de intensidad, de frecuencia, pausas y movimientos a su orquesta, poco placer pueden provocar en cuanto la pasión inicial del matrimonio decae. Son los que se basan en su experiencia con la zambomba masturbatoria arriba-abajo, como el papel higiénico, y frotar hasta acabar. Éstos pueden terminar produciendo algún sonido parecido a música, cierto, pero más por que existen instrumentos capaces de sonar aceptablemente sin dirección externa que por su habilidad inexistente. Tanto la buena música como las obras de arte quedan fuera de su alcance. A estos es mejor que sea la mujer quien les dirija. O como suele suceder, que cada uno vaya a lo suyo. Pero hacen el amor ¿eh?. Patético.

En el lado contrario, un maestro de la Cienorgasmología conoce a la perfección los instrumentos que componen la orquesta que va a dirigir, sabe cuál es el timbre, tono, volumen, tempo, sensibilidad... y umbral de saturación de las diferentes partes del cuerpo de su mujer. Un aprendiz o un mal director se dedica a buscar misteriosos puntos G que puedan producir algún sonido decente o ni eso, se queda con la búsqueda de su propia satisfacción mientras descuida instrumentos esenciales y su propio desarrollo. Para alcanzar la maestría es necesario prestar atención a la partitura que queremos interpretar, una pieza variada en intensidades y con pocos estribillos repetitivos, y a los instrumentos de que disponemos.



Vamos a verlos. Los toques con la pelvis que ya anticipamos en el anterior capítulo deben ser ahora manejados, pero en ausencia de imágenes ejemplificadoras por razones obvias, habrá que recurrir a descripciones con terminología más o menos ortodoxa. Para transmitíroslo sin recurrir a vídeos, voy a representarme mentalmente a mí mismo dirigiendo una obra concreta con una orquesta y describirlos lo que hago, cómo lo hago y lo que escucho. Tened en cuenta que esto no es una regla matemática, sólo una posibilidad entre muchas. Una advertencia previa: teatralizar es igual a no sentir, a fingir, a mentir, a exagerar... de modo que sé auténtico en lo que sientes. Si no sientes aún nada, ten paciencia, poco a poco empezarás a sentir la música que diriges y con un poco más de tiempo también llegarás a ser un maestro. La satisfacción que te proporcionarán los aplausos al final compensarán de sobra el trabajo.



TOQUES NATURALES DE BATUTA PÉLVICA

- Colócate en cienorgásana entre sus piernas. Entra en su cuerpo, pero no lo hagas ni como si estuvieras aparcando el coche ni tampoco como si fuese la escena de la película más ñoña que hayas visto. Sé natural, el momento te dirá cómo de rápido o de intenso. Siente, y sobre todo siente lo que ella siente.

- Un par o tres de empujones lentos, intensos, profundos y conscientes más para darle tiempo a que disfrute la sensación... y cuando toque salir retrocede sólo un centímetro o menos y vuelve a empujar, describiendo a la vez con tu pelvis un amplio semicírculo de lado a lado que frote pubis contra pubis. Es oportuno aprovechar la intensidad del momento para que ese arco sea profundo, que mueva todo su cuerpo con tu empuje. Ella sentirá una ola que sobrepasará los límites de su cuerpo y llegará hasta su cabeza. Muchas sensaciones. Y sorpresa. Retírate.

- Repítelo igual, consciente. Empieza por los dos o tres impulsos rectos y termina por la salida semicircular pero en el sentido inverso; no copies la profundidad del primer empuje, haz primero uno superficial o en dos etapas con parada intermedia para romperle el ritmo y capturar su atención mientras ella se pregunta: “¿qué va a hacer ahora? ¿qué está pasando?” Y tú lo estás viendo en su cara.

- Puedes repetir el movimiento, pero ella en ese momento ya se espera que lo hagas otra vez y empezaría a poder desconectar su mente de lo que le haces, así que aprovecha la oportunidad: rómpele el ritmo empezando con un pequeño arco y vuelve por donde viniste. Al llegar al final del arco... ¡sal!

- Quédate un momento sólo con la punta dentro, un instante que vuelva a capturar su atención expectante por lo que viene a continuación.

- Toca con una mano sus costillas flotantes e inmediatamente, justo cuando se pregunte qué estás haciendo... vuelve a entrar empujando y cuando llegues hasta el fondo no pares, elévate de modo que aplastes la base de tu cola contra su clítoris y sácala manteniendo la presión fuerte sobre él.

- Vuelve a entrar sin modificar la posición, con lo que volverás a frotar toda tu cola contra su clítoris en sentido inverso.

- Repítelo dos veces más, pero en la última, cuando llegues al fondo... sal describiendo otra vez un arco de circunferencia similar a los anteriores.

- Ahora no vuelvas por donde has venido, porque eso es lo que ella espera, así que continúa la circunferencia en el mismo sentido para sorprenderla.

- Vuelve a hacer otra circunferencia completa más mientras observas su expresión.

- Sal, ella ahora espera que sigas con intensidad, así que rompe su dinámica mental con un par de mete-sacas rápidos y superficiales.

- Para. Muévete muy despacio. Observa.


Ahora tienes que empezar a trabajar con la intensidad y el tempo, porque ella está esperando más, está totalmente entregada, sorprendida, en tus manos, así que ahora toca pasar de andante a allegro vivace y al definitivo allegro molto vivace progresivamente...


- Toca. Mírala. Sonríe. Pregunta ¿quieres más? No esperes a la respuesta.

- Di: “toma”, “más”, “vamos”, “siente”, “disfruta” o algo así para centrar su mente en el objetivo. Acércate más a ella y pega tu cuerpo al suyo mientras empujas profundo.

- Empuja tres o cuatro veces profundo y apretándote contra su pubis en cada final. Cambia.

- Sepárate. Empuja en semicírculo más rápido que antes pero igual de profundo ¿te sigue?

- Empuja tres o cuatro veces ¿te sigue? Continúa un par de veces más. ¿No te sigue? Para un instante... Toca. Sonríe con expresión de control. Di ¿Qué haces?. No esperes respuesta.

- Separa tu cuerpo del de ella y empuja en semicírculo en sentido inverso ¿Te sigue ya?

- Acelera los empujes ahora rectos. ¿Te sigue? ¿Sí? Pues sigue. Sigue, sigue... ya la tienes...


Si todo ha ido como yo imagino a estas alturas ya la has llevado a las puertas del primer orgasmo, así que sigue sin parar al ritmo de su respiración, armonizándote con lo que le haces sentir hasta el final. Ni se te ocurra pensar en dejarte arrastrar por ella, estás centrado en ella, y si este orgasmo se lo has hecho en cinco minutos, no la vas a dejar así. De modo que concéntrate en ella y en sus movimientos para olvidarte de ti.

Bien, si lo has conseguido, ya has dado el primer paso para alcanzar la maestría en la Cienorgasmología. Dentro de un mes, le harás un orgasmo nada más entrar en ella, en el primer empujón. ¿Es posible? Claro, ella ya se ha descondicionado del mete-saca, frota-frota hasta acabar, y ahora sabe que lo que le espera es una incógnita, un nuevo y quizá diferente océano de placer que le inunde, ya no tiene dudas, está entregada a ti y a lo que quieras hacerle, porque sabe que sabes.

Puedes probar otras combinaciones de toques, toques verbales y toques de pelvis, esto no ha sido más que un ejemplo redactado a vuelapluma y apenas revisado. En próximos capítulos os daré más claves para que podáis meter cien orgasmos en una hora, encadenárselos y alargárselos.