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El sexo en tiempos de pandemia: El «Coronasutra» o cómo confirmar si eres tonto del culo.


Uno no sale de su asombro. Hace unos años cualquiera podría pensar que la Teoría de la Evolución es cierta y verdadera, pero en este nuevo milenio uno no termina de reponerse de una sorpresa cuando otra le atiza en las narices, echando por tierra la esperanza de que algún día el ser humano adulto deje de creerse tan listo y se dé cuenta de lo infantil que es, en términos generales, que excepciones las hay.

Lo digo porque algún iluminado se ha inventado la forma ideal de tener relaciones sexuales durante la pandemia esta del SARS-CoV-2 y se ha olvidado de que los gimnasios están cerrados o bajo mínimos, en cualquier caso casi vacíos, y nos proponen unas posturitas que oye, ni yo, que entreno dos horas al día y estoy fuerte, sería capaz de hacer, y menos será capaz de hacerlo el fantasmón que ha tenido la ocurrencia, que seguro que es tan débil física como mentalmente, aunque soñarlo, seguro que lo ha soñado, otra cosa es que la haya practicado, que va a ser que no. Coronasutra le llaman, obviamente por el (desvarío similar) del Kamasutra. Vean, vean:

¡Pues resulta que el Punto G va y no existe!

No, hombre, no!! No se nos puede hacer una putada semejante!! Toda la vida presumiendo de lo bueno que soy en la cama porque soy único descubriendo el Punto G de mis conquistas y resulta que el jodido no existe!!

Si
lo piensas con algo de detenimiento, el dichoso Punto G
no ha hecho más que justificar inutilidades. 

¿Te lo mides o te lo pesas? (El amor, claro, malpensados)






Contra lo que muchos vanidosos suelen pensar, con las opiniones ocurre como con las relaciones personales: no se cuentan, se valoran

Si lees esto apresuradamente o sin bajarte de tus prejuicios en lugar de detenerte a pensarlo quizá no te enteres de algo esencial, algo que marca la frontera entre la verdad y la mentira, la realidad y la ilusión, entre el ser humano y el animal, entre el que da y el que utiliza, entre el amor y las emociones. 

De modo que ya que el asunto del amor es esencial en la vida de las personas, te recomiendo que reflexiones sobre ello a lo largo del día. Quizá entonces tus opiniones acerca del amor lleguen a ser mejores, lo que sin duda mejorará también tus relaciones. 



Dicen el ESD que “a Madonna y Guy Ritchie se les acabó el amor”. Es lógico pensar y consecuentemente escribir de este modo si uno cree que se puede amar mucho o poco, que uno puede amar intensamente, considerar que el otro es “el amor de su vida” −aunque sea la quincuagésima vez que se afirma lo mismo a sendas personas− o que uno sabe más de las relaciones personales porque ha tenido más experiencias. Recuerdo al respecto una observación curiosa que hace referencia a esta confusión entre calidad y cantidad: leí en algún sitio que hay quien cree que es mejor padre por tener más hijos o tenerlos más mayores. Obviamente se equivoca. Mejor padre es quien educa mejor a sus hijos, quien mejor los prepara para desenvolverse mejor en todos los ámbitos de su futura vida adulta. 

La Cienorgasmología no se ha convertido en el patrón más perfecto de sexualidad humana −siendo realistas, infinitamente mejor que cualquier otra aproximación− por conseguir más orgasmos en una mujer, sino porque consigue mejorar las relaciones conyugales gracias a una mejor calidad del desempeño sexual. 

Así visto, posibilitar la cienorgasmia femenina no es el objetivo de la Cienorgasmología, sino el desarrollo de la capacidad de amar aplicada al ámbito de la sexualidad, algo esencial a lo largo de la vida de pareja. 

Ya vimos que no se asciende al olimpo de los cienorgasmólogos por tenerla más grande, sino por ser mejor actor sexual, tampoco por tener más experiencias, lo que inclina aún más la balanza del lado de la calidad en detrimento de la cantidad. Como dice Fernando Alonso: no es lo que tengo, es lo que soy. Mejor o peor

Madonna y Ritchie se divorcian no porque se les haya agotado el amor -porque el amar es inagotable, es una fuente eterna- sino porque ambos, o al menos uno de ellos, nunca ha amado al otro, y por su trayectoria vital, me inclino a pensar en ella como culpable. 

La despendolada Madonna eligió a Ritchie simplemente por su atractivo físico y su cara de niño que no ha roto un plato en su vida, algo que encaja perfectamente con su perfil personal de dominatriz, de caprichosa diva, y hasta en su perfil zodiacal, una dominante leo anteriormente dominadora del trastornado petimetre Sean Penn −Dios los cría...− que llegó a comprar literalmente a su mazas (más) entrenador personal Carlos León para que le fabricase una hija antes de lanzarse a devorar al ordenado y tímido virgo Guy con similares intenciones. 

Pero no quiero que me acuséis de hacer de este post una repugnante crónica rosa, así que volveremos a lo esencial. 

Un inmaduro creerá que es más macho por haberse hecho (como dicen hoy los veinteañeros) a más chicas, aunque la mayoría de ellas no tengan precisamente un buen recuerdo de él; mientras que una persona realmente madura comprende que las relaciones deben calificarse, debe ponderarse su impacto positivo, negativo o neutro en la vida de los otros, el bien que se le ha hecho −no el placer, insisto− y lo que se le ha ayudado a cumplir sus propósitos vitales. 

El amor, pues, no puede medirse respecto a las categorías cuantitativas más/menos, sino a las cualitativas mejor/peor

Si el amor puede acabarse como se acaba la pasión, la atracción sexual, la admiración... ¿cuánto vale un compromiso? ¿qué valor posee el amor distinto del que tiene que a uno le ponga burro el otro?



Quien puede decir cuánto ama pobre amor profesa.

Petrarca



El Tantra y esas bobadas


Esto del Tantra es una de esas cosas que le dejan a uno la autoestima a la altura del betún. ¿Verdad?. Sobre todo si no entiende bien lo que es. Parece como de sobrehumanos, de gente que de verdad sabe de qué va la vaina esta de la vida, comparados con nosotros, que parece que no tenemos ni la más remota idea.

Ya que estamos en Cuaresma cristiana, es interesante poner cada cosa en su sitio y recordar que el cristianismo no es la religión propia de la civilización (que solo hay una) por casualidad o por decreto, sino porque desde una perspectiva laica y objetiva —con todos sus defectos atribuibles a las personas que la componen y no a ella misma— es la religión más adaptativa de todas las que han existido y existen. ¿Dudas de que esté siendo objetivo? Mira, para salir de dudas, pinta con un color diferente cada religión en un mapamundi. Bueno, te facilito la tarea, pincha en la imagen para verla en grande.



¿Qué ves? Que la prosperidad, abundancia, salud, educación, igualdad, democracia, justicia, etc., etc., es propia de los países judeocristianos, mientras que en los no judeocristianos se da el fenómeno opuesto: miseria, hambre, esclavitud, enfermedad, incultura, desigualdad, tiranía, injusticia, etc., etc. Y no me vengas con el rollo del colonialismo, que EEUU y Australia también fueron colonias. Vale que los luteranos han exterminado a millones de personas hasta someter continentes enteros a sus necesidades, pero esa es otra historia. 

¿Casualidad o causalidad? Líquido, blanco, producto de glándula mamaria de mamífero hembra y con colacao es el desayuno de los campeones... ¿Qué es? Tu opinión al respecto es irrelevante, te guste o no es leche y punto. Y si te quemas la lengua es que está muy caliente. Así de objetiva es la realidad.

Esto te dará una idea a priori de por donde van a ir los tiros de este post. Quizá no sepas que las pseudorreligiones (religión lógicamente sólo hay una) se caracterizan por un grado de fantasiosidad descomunal.




Desde el vicioso paraíso musulmán de las huríes tetonas (Ahora van y me lapidan por blasfemo. ¡Que noooo, que sois todos estupendos, hombre, que era una bromitaaa!) hasta los saltos de montaña en montaña de los guerreros budistas de Shaolín y el nacimiento de Lao Tse (centro) tras una gestación de sesenta y pico años de los taoístas de la China capuchina y el inefable Sánchez-Dragó, pasando por la creación del Ganges mediante una majestuosa eyaculación del dios hindú Shiva (fíjate en la imagen de la derecha), no hay más que fantasías para aficionados al cáñamo en lugar de al colacao. Ríase usted ahora de los milagros de Fátima.


Si me vas a replicar que quién se va a tragar que Dios creó el mundo en seis días y todas esas cosas, me permito recordarte que eso no se lo cree nadie en su sano juicio, el Génesis es un relato metafórico del Antiguo Testamento escrito por la gente de entonces para que lo entendiera la gente de entonces, porque Einstein aún no había nacido, ¿sabes?; es decir, es anterior a Jesucristo, consecuentemente al Nuevo Testamento, y además es común con el mahometanismo y el judaísmo. En fin, vuelve a mirar el mapa de las consecuencias actuales de cada religión en el mundo para ser objetivo y a lo que vamos.

Que el Tantrismo tiene un buen marketing es indudable. Eso de la sexualidad sagrada entre tanto discapacitado sexual pone a más de dos los dientes largos. ¿Y si lo consigo? Claro, y mi papá es el más fuerte del mundo. ¡No te joroba! Es como el Kamasutra, los estudios de Masters & Johnsons, el Informe Hite y los todos sexólogos juntos con sus falaces teorías: desde que se conoce su existencia esto del sexo no ha hecho más que empeorar. Preguntad a Cienorgásmico cómo le iba sexualmente cuando practicaba la fanfarria esa y cómo le va ahora sin tanto perifollo apestoso espiritualoide. Vamos a ser un poco sensatos a ver si nos va mejor.

En realidad, la sexualidad tántrica no existe. No, no existe, no; lamento desilusionarte pero no lamento des-engañarte. El Tantra Sexual es una estrategia de mercadotecnia, un sacacuartos happyhippy que pervierte gravemente su esencia real convirtiéndola en presunta acrobacia sexual en la que además el elemento activo no es el masculino sino el femenino, bajo promesas de éxtasis, santidad y no sé cuantas gaitas lisérgicas más. 

Y digo con tal rotundidad que no existe porque además de haberlo estudiado personalmente a fondo desde una perspectiva consiliente, opina aproximadamente igual un ilustre y profundo conocedor de esto del yoga, verdadero maestro en estas lides (y de este humilde servidor), descendiente directo del gran Meister Eckhart, además de discípulo y asistente personal de uno de los grandes gurus (palabra llana y consecuentemente sin tilde, please) hindúes. 




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El sexo tántrico es en realidad un sexo sin sexo, un sexo sin contacto físico. Es una sexualidad etérea y, como es habitual en la mayoría de la tradición hindú, lo más alejado de los objetos de los sentidos. En el auténtico acto sexual tántrico o maithuna, a pesar de lo que leáis en la propaganda, hombre y mujer se sientan frente a frente y se comunican mutua y conscientemente la energía positiva del amor (esto en cursiva obviamente es una chorrada, pero es lo que es el maithuna). 

Así que nada de lingams y yonis (pitos y chichis), que sirven para representar gráficamente (para ágrafos y demás analfabetos) la génesis de El Todo mediante el baile de los opuestos, sino pura energía sutil.

Y es una lástima, porque lo realmente interesante del Tantra auténtico, paradójicamente para la fama de cochinada que tiene, es que es una sabiduría ancestral con asombrosas conexiones con la moderna Física, pues describe la realidad que vemos como algo engañoso, ilusorio, aparente, maya —algo así como la realidad digital de Matrix pero en versión pleistoceno— compuesta finalmente por energía. 

Igualito igualito que eso que los físicos modernos han descubierto: que las partículas subatómicas más canijas de todas no se sabe muy bien si son onda (energía) o partícula (materia) o si son lo que les da la gana en cada momento. Y que más allá de todo eso, que lo que llamamos realidad, aunque absolutamente real (prueba a atizarte con la cabeza contra la pared si lo dudas) quizá no sea más que pura energía, vibración, supercuerdas, ceros y unos. 

Fascinante, ¿verdad? Y más fascinante aún es pensar que hace miles de años ya había gente que le daba al seso que era un primor y sin tanto cachivache tecnológico, tanto MIT y tanta leche. Si es que no hay nada nuevo bajo el sol.

Así que déjate de falsos tantras y demás leches recesivas y dale a la Cienorgasmología civilizada occidental. No, no te vas a iluminar ni nada de eso, ni falta que te hace, que para ir al Cielo solamente te hace falta creer en Jesucristo e imitarle, no acrobacia espiritual. 

En realidad, cienorgasmólogo o no, vas a ser más o menos igual de gilipollas (tal que un servidor) que ahora, pero vas a disfrutar y sobre todo hacer disfrutar como nunca. Y eso también es amar, ¿no?.

Pues hala.