Mostrando entradas con la etiqueta encadenamiento. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta encadenamiento. Mostrar todas las entradas

Cómo contar los orgasmos que haces a tu mujer

Una de las principales dudas, y motivo de burlas por más de dos mediocres y dos resignadas a la mediocridad de sus maridos, es la forma de saber si uno ya ha alcanzado el nivel que le permite presumir de pertenecer a la élite sexual del planeta, o lo que es lo mismo, ser todo un cienorgasmólogo.

 

Soy un adicto a las almejas. Ejemplo de encadenamiento de orgasmos orales

Vascongadas, EspañaRecuerdo que hace unos diez años, un antiguo compañero de trabajo que rondaba la cuarentena, me sorprendió un día con una frase que no podía creer. Me perdonarán la chabacana expresión, pero es literal. Me dijo: “A mí no me gusta comer coños”. Desde ese día lo he pensado muchas veces, y he seguido sin creerme que hubiese gente con tan mal gusto como el pollo aquél. Pero tiene que haber de todo en la Viña de El Señor, un ejemplo de cada una de las posibilidades, quizá en su caso debido a una educación rígida, propia de un padre militar de baja graduación.

El conocimiento implícito y explícito en la sexualidad 1ª parte

La mayoría de las personas, si no todas, disponemos de conocimientos implícitos, y un ejemplo simple es llevarnos la cuchara a la boca cuando comemos sopa. A nadie se le ocurre abrir la boca para recibir una cucharada antes de tragar la precedente, por razones que sobra explicar. El momento de abrir la boca para la siguiente cucharada no es un conocimiento explícito, no pensamos en cuándo lo hacemos, probablemente nunca en nuestra vida adulta habremos puesto atención en ello, simplemente lo hacemos, lo que lo convierte en conocimiento implícito, automatismo sin intervención de la consciencia.

Sin piedad. El encadenamiento de orgasmos (y 2)

En este segundo capítulo del encadenamiento de orgasmos femeninos vamos a profundizar con varios ejemplos prácticos de como lograr anular sus periodos refractarios para que nada más terminar un orgasmo tenga ganas del siguiente. Y si en anteriores capítulos hemos utilizado la metáfora de las orquestas, en este daremos una alegría a los más jóvenes discotequeros con algo más movidito.


Dj Cienorgasmos ??


La técnica del scratching cienorgasmológico requiere un buen dominio de los ritmos, para que nuestra mujercita no sienta paradas bruscas −no realizadas ex profeso− que le hagan perder el compás y a nosotros el control de su mente. Para empezar a practicar deberías combinar ritmos lentos, intermedios, rápidos, suaves, rotundos, etc., de manera que quede un todo continuo como en esta discotequera pieza. Por ejemplo:


  • Utiliza un orgasmo suave −es más fácil empezar con este tipo−, uno de esos a los que le llevas con toques cariñosos y blanditos que tanto les gustan a veces, y cuando sientas que está terminando pon atención; justo cuando acabe (más o menos) aplica un toque de pelvis más intenso y rápido, para un instante frenando la retirada a la mitad, mira, y si ves que le ha cogido por sorpresa y gustado, sigue con otro igual de intenso y rápido, para un instante, mira, y si sientes que te sigue ya la tienes dispuesta para el encadenamiento del siguiente orgasmo.

  • También con un orgasmo suave y superficial, aprovecha que esté acabando para hacer una penetración muy profunda −una de esas con las que empujas hacia arriba todo su cuerpo cuando ya has hecho tope con su pubis− pero sin brusquedad. Para un instante, mira, si ves su cara de sorpresa (y no de desagrado), sigue con otro más o menos igual hasta que sientas que entra otra vez en barrena.


  • Puedes también hacer una travesura, siendo menos sutil, y probar a no tener piedad, como avanzamos en el capítulo anterior. Utiliza un orgasmo cualquiera, por ejemplo uno normal o intenso, y cuando acabe, sigue como si nada, atízale una sucesión de mandobles pélvicos ponga la cara que ponga; si te pide que pares, no lo hagas, sigue dándole hasta que le arranques el siguiente. Es muy importante que pongas intención de hacerle otro orgasmo −no la puñeta− y que conectes tu cola con tu cabeza en lugar de moverte mecánicamente, sintiendo cada empujón, con sonrisa de suficiencia y expresión de dominio de la situación. Quizá no te salga perfecto pero ya estás sembrando la semilla del encadenamiento.

  • Es muy útil probar con un toque diferente, por ejemplo, si ha tenido su orgasmo con toques pélvicos rectos, utiliza uno circular amplio restregando tu pubis contra el suyo, corta bruscamente y sigue por el otro lado. En cuanto sientas que te sigue, continúa con toques rectos o combina rectos con circulares.



Ahora unas advertencias importantes para tu tranquilidad:

- No intentes encadenar todos los orgasmos, a estas alturas ya sabes que para conseguir formar parte de la élite cienorgasmológica no debes ser mecánico sino director de orquesta, de modo que debes intentarlo sólo cuando percibas que vas a tener éxito, porque tu intención será más consistente que si lo haces por sistema, se la transmitirás mejor y tendrás mayores posibilidades de éxito.

- Si ves que no lo enlazas en unos diez segundos (diez empujones), no sigas intentándolo, tu capacidad de atrapar su mente −y la tuya− ha fallado en esta ocasión.

- No te va a salir siempre bien, tranquilo, a todos nos ocurre. Tampoco pasa nada, al fin y al cabo, a los quince segundos ya le has hecho otro nuevo aunque haya pasado por la fase refractaria.

- No por hacer el animal y dislocarle la cadera vas a conseguir recuperar un eslabón perdido, también aquí hay que advertir que en ocasiones esta estrategia funciona, pero en otras no, así que trata de no hacer el ridi empujando como un Miura o golpeando su pubis como un salvaje si no te sigue. Alguna vez puede funcionarte, pero si abusas infrustuosamente perderás tu aura de dominator y te ganarás la de zarpas.


Hala, ahora a practicar.




Sin piedad - El encadenamiento de orgasmos (I)

El de este post parece el título de una película de Clint Eastwood o alguna triste realidad de los carniceros de turno, pero nada de eso va a haber. Seguramente algún sinmente me acusará de incitar a la violencia machista; de dar pie a la violencia por utilizar un lenguaje manifiestamente violento. Quizá sean los mismos que acusan de incitar al maltrato doméstico a los que critican que se elija un gobierno en función del número de orificios anatómicos de sus componentes, en lugar de por su experiencia, conocimiento, madurez, solvencia, credibilidad, prudencia, etc., etc., así que perfectamente puede mandárseles a paseo como a una pesada mosca cojonera, porque como la opinión aún es libre en esta parte del mundo precivilizado, mal que le pese al amigo Gaspi, voy y digo lo quiero decir.

Así que vamos a explicar sin lenguajes políticamente correctos una de las claves de la Cienorgasmología. Como siempre, alguno os habréis adelantado a este post, pero a los que aún no han llegado les vendrá de perlas.



Una hora = sesenta minutos

Después de un orgasmo, tanto hombres como mujeres sufrimos un periodo en el que no nos apetece que nos toquen por ahí, los hombres particularmente solemos quedarnos KO y las mujeres con el chirri y aledaños hipersensibles, de forma que si les tocamos el clítoris puede pegar un brinco de desagrado. Nos sentimos tan refractarios al contacto y al movimiento como a volver al trabajo un lunes después de las vacaciones.

No es estrictamente obligatorio que ocurra así, aunque reconociendo que desconozco las razones de la Madre Naturaleza para disponer las cosas de este modo, hay que decir que sí es estrictamente lo normal, la norma. A fuerza de tiempo y práctica, esos esquemas se consolidan hasta el punto de hacernos creer que tienen que ser así y sanseacabó, no hay más opción. Pero no.

Y entonces, si hay período refractario de ese ¿cómo narices conseguimos meter cien orgasmos en una hora? Treinta en una hora vale, pero si una hora tiene 60 minutos, tendremos que hacerle uno cada menos de un minuto, si cada orgasmo requiere un mínimo de tiempo de preparación, tiene una duración y después de cada uno le gusta estar un rato descansando y sintiéndote dentro pero sin que te muevas... pues no salen las cuentas, es absolutamente imposible.


El camarote de los hermanos Marx

Ya sabemos que hay quien opina que los modelos clásicos deben ser erradicados en aras de una mayor satisfacción en los encuentros sexuales. Debe ser que no funcionan más que de forma mediocre en la cama y al desconocer las soluciones apropiadas, andan cavilando si sentar a Fernando Alonso mirando hacia atrás a ver si así queda más adelante en las carreras, o hacerle sacar el brazo del cockpit para señalizar con prudencia un adelantamiento para que le dejen pasar. Son nuestros ilustres espertos sesuales que niegan la evidencia porque hacerlo significaría darnos la razón a los cienorgasmólogos, reconocer que son expertos de la nada, de la indefinición, de la desorientación, de lo políticamente correcto como muestra de que uno puede ponerse sin rubor por montera la cita célebre de Marx (el bueno): “Estos son mis principios, pero si no te gustan tengo otros”, ora potenciando los aspectos románticos de la sexualidad, ora promocionando la viagra o un papel más activo de la mujer o el uso de cachivaches sexuales. O sea, que como no tienen ni idea de qué va la historia, se limitan a recomendarlo todo, y si no funciona una cosa, pues te proponen probar la contraria. Pero que conste que han estudiado una carrera universitaria, ¿eh?.


Sin piedad

El secreto de la Cienorgasmología y concretamente el del encadenamiento de orgasmos femeninos no reside en la indefinición, en la ambigüedad, sino en dejar de escurrir el bulto y reconocer lo obvio: con las lógicas excepciones que construyen las reglas, la responsabilidad de la satisfacción sexual de la pareja recae indudablemente en el hombre. Es el hombre el hacedor y la mujer la receptora.

Así que a riesgo de que los Torquemadas laicistas me quemen en la pira de lo políticamente correcto tengo que decir las cosas como son: para incrementar exponencialmente la satisfacción sexual hasta límites insospechados, la clave es no tener piedad con nuestra mujercita, no respetar sus periodos refractarios en los que le apetece relajarse. De ninguna manera y pase lo que pase. Ya sé que suena muy fuerte y que alguien puede pensar que es una atrocidad o un imposible, de hecho en las primeras ocasiones en que se practica puede llegar a desagradar bastante porque se rompe un hábito muy consolidado, pero tened en cuenta que más allá de la frontera que nadie se atreve a franquear, sólo para los elegidos, está el éxito.

La mujer puede sentirse realmente molesta y pedirte que pares, tú tendrás tentaciones de parar porque como sabes que a ti no te gusta que te incordien después de correrte, te ablandarás, porque para eso tienes neuronas espejo. Pero no cedas, no tengas piedad aunque te implore que pares por tus muertos. En un par de días lo verá normal; es más, ya no perderá el deseo en ningún momento y a la larga no querrá que te detengas a menos que esté absolutamente exhausta físicamente.

Hoy me despido hasta un próximo post en el que ahondaremos en los modos de lograrlo, no sin antes recordar que el encadenamiento de orgasmos es una de las claves con mayúscula de la Cienorgasmología. Así que permanezcan atentos a sus pantallas si no quieren perdérselo.