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El orgasmo sísmico

En una reciente sesión cienorgasmológica, una de mis partners y yo descubrimos una nueva variante orgásmica femenina. Una variante, que no un tipo de orgasmo, para añadir a la lista que elaboramos en este post anterior, y al que pusimos por nombre "orgasmo terremoto" u "orgasmo sísmico", cuando nos pusimos a recapitular sus características, en un momento de descanso.

La sesión comenzó de forma magistral, con un orgasmo brutal producido simplemente por manipulación oral de uno de sus pezones ―así, de entrada―, que comenzó en menos de un minuto después de iniciado el trabajito. Todavía estábamos en pie, ya sin ropa, pero yo estaba lo suficientemente atento para darme cuenta de que aquella cienorgasmology session iba a ser gloriosa. Y ambos muy, muy excitados, deseosos de encontrarnos después de quince días sin vernos, lo cual, por supuesto, ayudó en cierta medida a que se resolviera tan rápida y fácilmente, aunque no de forma decisiva. En otras ocasiones me ha costado algo más, para ser sincero, pero nunca más de cinco minutos; me aburre mortalmente dedicar más tiempo a generar un orgasmo del tipo que sea.

El caso es que el abrumador éxito inicial me llenó de seguridad y confianza, las suficientes para permitirme centrarme sin miedos bloqueantes ―es importante que vayas quitándotelos a medida que entrenas― en la que ha sido una de las mejores sesiones de nuestra corta historia, con una gran variedad de orgasmos manipulados a mi voluntad, alguno dejado al azar... y la mayoría brutales, algunos de ellos de esos en los que te pide por tus muertos que pares, incapaz de seguir soportando tanto placer. Y entre ellos, el que nos ocupa hoy: el orgasmo sísmico.

Orgasmos de todos los gustos y colores. Sesión de muestra de lo que puedes conseguir con la Cienorgasmología

Después de menos de un año de entrenamiento, mi partner favorita, Berta, y yo mismo, hemos logrado alcanzar aproximadamente un 85% del nivel máximo que alcancé hace unos años. Me ha costado, pero como os conté en una entrada anterior, mi particular descenso a los infiernos no ya de la mediocridad, sino de la insuficiencia, de la nulidad, me ha obligado a entrenarme muy duro, porque no ha sido partir de cero, sino de menos 50%. Aunque los más viejos asiduos del blog no lo creáis, es rigurosamente cierto. La misma mujer a la que conseguí llevar a la cima de la excelencia sexual en un par de meses me llevó a mí al fondo del abismo en un par de años.
Pero esta particular ciencia de la sexualidad de élite ha vuelto a demostrar su rotunda eficiencia, permitiéndome recuperarme en un tiempo razonable. Ahora empieza lo bueno, y para muestra un botón, el resumen de la última Cienorgasmology Session. Como diría Jacinto Benavente:

Comienza tu obra; comenzar es haber hecho la mitad.
Comienza de nuevo, y la obra quedará terminada.

Casi un tercio de los españoles chinga menos de una vez al mes

En Elconfidencial.com acaban de publicar un interesante artículo -que además cita este otro en el que se anunciaba que los españoles somos los mejores amantes del mundo (¿Será la Cienorgasmología es ya más conocida de lo que alguno supone?)- sobre la baja frecuencia sexual media de las parejas españolas. 

¿A alguien le extraña con la que nos está cayendo y el panorama que nos espera con el inútil de ZP? 

Ya os había contado en este post que también en mi caso había disminuido últimamente, aunque ello no implicara algún tipo de insatisfacción, sino todo lo contrario, un alivio. 

En honor a la verdad he de decir que cometí una imprecisión al escribirlo, porque no di cifras concretas, así que ahora preciso: si bien ya no cienorgasmologueo todos los días varias veces, lo hago unas cuatro veces por semana -que no es moco de pavo, visto lo visto-, por lo que mi mujercita sigue disfrutando de orgasmos discrecionales una o varias veces al día. Alguna vez digitales, otros orales, y otros acariciándole los pececillos.  
Y, aún cuando la pobrecilla no guarda las proporciones clítoris-vagina necesarias para disfrutar, y un servidor es un pobre necio desconocedor del esencial ¡¿Punto U?!, la pobre infeliz tarda cero coma en empezar a orgasmear, lo que me permite no dedicar más tiempo y energías de las imprescindibles para mantenerla más que satisfecha. ¿Me estoy haciendo viejo o vago?. 

Y a propósito de esto de la frecuencia sexual, hace unos días estuve viendo un programa muy interesante del inefable Fernando Sánchez Dragó en el que entrevistaba a un reputado urólogo, que afirmaba que con el famoso Cialis uno podía disponer en cualquier momento de toda su artillería en perfecto estado de revista. 

Muy curioso, porque Cialis, a diferencia de la Viagra, puede consumirse diariamente sin ningún efecto secundario adverso -eso dicen, yo no lo sé- y no sólo media hora antes del casquete, lo que desde el frecuentemente romántico punto de vista de la mujer anula cualquier vestigio de la mínima espontaneidad deseable. Tanto como pararse a ponerse un condón. 

Es evidente que para un impotente -disfunción eréctil se llama ahora- es preferible chingar con horario preestablecido que no hacerlo, así que no nos pongamos puntillosos con la vencida Viagra, no vaya a ser que de tanto escupir al cielo acabe cayéndonos el gargajo encima. Sin embargo no está de más seguir recomendando el mejor método conocido hasta la fecha para satisfacer sexualmente a la mujer y para reforzar positivamente la erección masculina: la Cienorgasmología. 

Porque un hombre en condiciones no implica una mujer disponible. Como hemos repetido en tantas ocasiones, la calidad es preferible a la cantidad, y si el varón es torpe, la mujer estará tentada a cambiarle la Viagra por una inocente Aspirina a ver si hay suerte, el manazas no se entera de la jugada y la deja tranquila una semana más.

Los peces de Paulov. (¿Los orgasmos de los peces?)

Ya, ya sé que lo de Pavlov son los perros, no los peces, pero ya sabéis que esto de los titulares tiene su intríngulis. Un titular adecuado puede suscitar la curiosidad del lector y animarle a adentrarse entre los mares de verdanas 10, hipervínculos y demás cachivaches digitales hasta la última línea, y con este cambalache verbal espero haberla suscitado. Bueno, a lo que vamos.

No voy a extenderme para repetir que la Cienorgasmología logra predisponer a la mujer al orgasmo como la campana de Pavlov predisponía a los canes a segregar saliva predigestora incluso sin existir comida a la vista a base de asociar sonido con plato de carne, pero sí lo haré para señalar que la predisposición al orgasmo femenino no requiere tampoco de un entorno “sexual”, cuerpo masculino desnudo, pilila enhiesta o cualesquiera otro de los disparadores habituales de la excitación precursora del orgasmo. 


Una vez establecido el condicionamiento: toque cienorgasmológico = comienzo inminente de la lidia (es que eso de corrida queda muy soez ¿verdad?), cualquier toque que a un experto cienorgasmólogo se le ocurra puede dispararla. Y digo “cualquier” porque nunca habíamos hablado extensamente de la posibilidad de provocar un orgasmo de un minuto de duración únicamente acariciando uno o ambos pezones ¿verdad?. 

Pues ahora ya entenderéis mejor el título del post, sobre todo si os cuento el chiste: - ¿Cuál es el último pez? - El delfín (del-fin, por si no has caído aún) - ¿Y el más grande? - El pezón :-) :) :)




Como suele suceder habitualmente, lo descubrí por causualidad; era el típico día de vacaciones de verano en que ella acababa de quitarse la parte superior del bikini, aún húmedo después del baño, y se había puesto una de esas finas camisolas playeras tan seductoras. No os voy a seguir dando detalles porque esto no es un blog marrano, no vaya a ser que a alguno/a se le caliente la CPU y se nos pire a una web porno... “por no” tener otra cosa mejor que llevarse al coleto (¡Uy qué chiste más malooo!). 

El caso es que, con la sensibilidad a las respuestas de placer femeninas como premisa esencial, uno puede ir ajustando los toques, comprobando que funcionan, hasta que se obre el orgasmo. 

Puede parecer increíble, pero con el simple roce suave de las manos por encima de la ropa, podéis marcar un gol que ni Raúl en los buenos tiempos, aunque también, puestos a experimentar, podemos hacerle otro tanto de campeonato simplemente haciendo suaves círculos con la lengua alrededor de un pezoncillo desnudo. 

Pero ojo, no garantizo que logréis perforar limpiamente la portería contraria si antes no os habéis convertido en pichichis a base de entrenar la Cienorgasmología como campeones.